sábado, 24 de enero de 2009

El último correo ordinario, Hermano Gregorio.

El último correo ordinario, Hermano Gregorio.


Conocí al hermano Gregorio en el autobús de “Joaquín” acompañando a los alumnos de Villanueva – una persona entrañable -, comentaba que cuando el chasis del autobús chirría, es que iba a llover; no sé si producto de la casualidad o no, pero acertaba.

Cada mañana, camino del Colegio, era a la primera persona que encontraba, un señor bajito, canoso, con su abrigo y su bufanda, su boina y su cartera de cuero color marrón; al cruzarnos, introducía su mano en el abrigo y ofrecía caramelos de mentolín a mi hijo pequeño, con un breve comentario sobre el tiempo seguía su camino dirección a correos. Esa persona desapercibida y callada era el ayudante para todo, arriba será el encargado del correo ordinario, aquí lo echaremos de menos.

Hasta siempre Hermano.