martes, 22 de noviembre de 2016

Gracias, maestro.


* En los años 60 y 70, las personas más influyentes de los pueblos españoles eran tres: el alcalde, el cura y el maestro. Mis recuerdos se remontan a la calle de las bodegas donde en rigurosa fila india y soplándonos las manos por el frío del invierno, esperábamos la llegada del maestro; al dar la vuelta la esquina y desplegando un enorme periódico doblado en cuatro partes donde se leía en grandes letras rojas “HOY” aparecía con paso pausado nuestro maestro; a su llegada, sacudiendo las manos sacaba del bolsillo de su gabardina una enorme llave que abría  la puerta de una empinada escalera y apartándose rápidamente se repetía el protocolo diario: subía como un torbellino la fila de niños ocupando por parejas los antiguos pupitres. Era comienzo  del rezo y las tareas propuestas por Don Gaspar, mi maestro, falleció prematuramente pero mi recuerdo perdura por su labor incansable y paciente.
Este día quiero dedicar mi recuerdo a cada uno de esos educadores que de algunas formas influyeron en lo que hoy es mi vida y una de mis pasiones, la enseñanza.

Gracias, maestro.